POEMAS TIERNOS

LA ROSA BLANCA

¿Cuál de las hijas del verano ardiente,
Cándida rosa, iguala a tu hermosura,
La suavísima tez y la frescura
Que brotan de tu faz resplandeciente?

La sonrosada luz de alba naciente
No muestra al desplegarse más dulzura,
Ni el ala de los cisnes la blancura
Que el peregrino cerco de tu frente.

Así, gloria del huerto, en el pomposo
Ramo descuellas desde verde asiento;
Cuando llevado sobre el manso viento

A tu argentino cáliz oloroso
Roba su aroma insecto licencioso,
Y el puro esmalte empaña con su aliento.

                                                                    CAROLINA CORONADO



PROGRESOS DE AMOR

Así un esposo le escribió a su esposa:
"o vienes o me voy. ¡te amo de modo
Que es imposible que yo viva, hermosa,
Un mes lejos de ti!

¡Mi amor es tan profundo, tan profundo,
Que te prefiero a todo, a todo!..."
Y ella exclamó: -¡no hay nada en este mundo
Que él quiera como a mí!

Más pasan unos meses, y la escribe:
"¡qué hermoso debe estar nuestro hijo amado!
¡Sólo él, él sólo en mis entrañas vive!
Piensa en él más que en ti.

Su cuna se pondrá junto a mi cama.
No hay cielo para mí más que a su lado."
Y ella prorrumpe: -¡es que, el ingrato, ya ama
Al hijo más que a mí!

Después de algunos años le escribía:
"espérame. Ya sabes lo que quiero:
Mucho orden, mucha paz y economía.
¿Estás? Yo soy así.

Cierra el coche: me espanta el reumatismo;
Avísale que voy al cocinero."
Y ella pensó: -¡se quiere ya a sí mismo
Más que al hijo y a mí.
RAMON DE CAMPOAMOR






A UNOS OJOS
Más dulces habéis de ser,
Si me volvéis a mirar,
Porque es malicia, a mí ver,
Siendo fuente de placer,
Causarme tanto pesar.

De eso me tiene ajeno
El que en suerte tan cruel
Sea ese mirar sereno
Sólo para mí veneno,
Siendo para otros miel.

Si crueles os mostráis,
Porque no queréis que os quiera,
Fieros por demás estáis,
Pues si amándoos me matáis,
Si no os amara muriera.

Si amando os puedo ofender,
Venganza podéis tomar,
Porque es fuerza os haga ver
Que o no os dejo de querer,
O me acabáis de matar.

Si es la venganza medida
Por mi amor, a tal rigor
El alma siento rendida,
Porque es muy poco una vida
Para vengar tanto amor.

Porque con él igualdad
Guardar ningún otro puede;
Es tanta su intensidad,
Que pienso, ¡ay de mí!, que excede
Vuestra misma crueldad.

¡Son, por Dios, crudos azares
Que me den vuestros desdenes
Ciento a ciento los pesares,
Pudiendo darme a millares,
Sin los pesares, los bienes!

Y me es doblado tormento
Y el dolor más importuno,
El ver que mostráis contento
En ser crudos para uno,
Siendo blandos para ciento.

Y es injusto por demás
Que tengáis ojos serenos
A los que de amor ajenos,
Os aman menos, en más,
Y a mí que amo más, en menos.

Y es, a la par que mortal,
Vuestro lánguido desdén
¡Tan dulce, tan celestial!
Que siempre reviste el mal
Con las lisonjas del bien.

¡Oh, si vuestra luz querida
Para alivio de mi suerte
Fuese mi bella homicida!
¡Quién no cambiara su vida
Por tan dulcísima muerte!

Y sólo de angustias lleno,
Me es más que todo cruel,
El que ese mirar sereno,
Sea para mí veneno,
Siendo para todos miel.

                                                   RAMÓN DE CAMPOAMOR





¡OH, CUÁL TE ADORO!
¡Oh, cuál te adoro! Con la luz del día
Tu nombre invoco apasionada y triste,
Y cuando el cielo en sombras se reviste
Aun te llama exaltada el alma mía.

Tú eres el tiempo que mis horas guía,
Tú eres la idea que a mi mente asiste,
Porque en ti se concentra cuanto existe,
Mi pasión, mi esperanza, mi poesía.

No hay canto que igualar pueda a tu acento
O cuando tu amor me cuentas y deliras
Revelando la fe de tu contento;

Tiemblo a tu voz y tiemblo si me miras,
Y quisiera exhalar mi último aliento
Abrasada en el aire que respiras.

                                                                                                                      CAROLINA CORONADO

Comentarios